viernes, 11 de junio de 2010

Hecho por:

Carmen, Ana y Blanca.

jueves, 3 de junio de 2010

En conclusión...


Cada año se diagnostican en España 162.000 nuevos casos de enfermedad tumoral. Más de la mitad de los pacientes sobrevivirá a su enfermedad a los cinco años, según datos presentados en esta mañana por la ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado, correspondientes al informe 'La situación del cáncer en España'. El estudio concluye que uno de cada tres hombres y uno de cada cinco mujeres padecerán cáncer en algún momento de su vida.
En 2004, durante la celebración del Día Internacional del Cáncer, esta enfermedad se situaba como la segunda causa de muerte en nuestro país, con cerca de 135.000 nuevos casos al año. Los más frecuentes, según explicaba la entonces ministra de Sanidad, Ana Pastor, eran los de mama, pulmón, vejiga, próstata y linfomas.
Pero según los datos del informe presentado hoy, el cáncer se ha convertido en la primera causa de muerte global en España desde 1999, al igual que ha pasado en Estados Unidos, por delante de las enfermedades cardiovasculares, con un total de 94.123 fallecimientos en 2003. Esta cifra representa el 24% de todas las defunciones, lo que supone que una de cada cuatro personas fallece a consecuencia de una enfermedad tumoral.
El carcinoma colorrectal, con 25.600 casos al año, es el tumor más frecuente en nuestro país y el que más ha aumentado en los últimos años, seguido del cáncer de pulmón con 18.800 nuevos casos anuales, y del cáncer de mama, con 15.979 casos.
En cuanto al éxito de las terapias en nuestro país, el último estudio 'Eurocare' ('Supervivencia por cáncer en Europa a finales del siglo XX'), mostraba que España ocupa el cuarto puesto en Europa (por detrás de Francia, Austria y Suecia) en cuanto a la tasa de supervivencia en estas enfermedades.
En este sentido, Salgado ha asegurado que "aunque la supervivencia del cáncer ha mejorado significativamente en nuestro país en los últimos 20 años, las enfermedades oncológicas continúan siendo un problema prioritario de salud pública".
Diferencias de género
Por sexos, el cáncer es la primera causa de muerte en hombres y la segunda en mujeres después de las enfermedades cardiovasculares. Aunque en ellas también ocupa el primer lugar para el grupo de edad entre 20 y 39 años.
En hombres, los tumores responsables del mayor número de muertes son, por orden decreciente de frecuencia, el de pulmón, colorrectal, próstata, estómago y vejiga.
En las mujeres, el cáncer de mama ocasiona la mayor mortalidad, seguida del de colorrectal, estómago, páncreas y pulmón. Sin embargo, el estudio refleja una importante disminución en la mortalidad por cáncer de mama, que se ha reducido en los últimos 10 años a un ritmo anual del 1,4%.
En la actualidad, la supervivencia del cáncer de mama a los 5 años del diagnóstico se eleva a un 78%, frente al 70% que presentaba en el periodo 85-89.

Cáncer de próstata II


Prevención
Esta enfermedad presenta unos síntomas que tardan muchos años en manifestarse. Por este motivo, es muy importante que las personas que tienen posibilidades de contraer la enfermedad se sometan a exámenes médicos de forma frecuente. Es importante recordar el hecho que el hombre tiene mayores posibilidades de padecer la enfermedad a medida que envejece.


Diagnósticos
A pesar de la evolución lenta de la enfermedad y de la manifestación tardía de sus síntomas, el cáncer de próstata puede diagnosticarse mediante pruebas médicas. A través de un examen digital (palpamiento en la zona afectada) o un análisis de sangre especial, se puede llegar a detectar la enfermedad antes de que los síntomas se presenten. Tras una revisión física general, el urólogo hará preguntas sobre los síntomas y antecedentes médicos, y procederá a realizar algunos de los siguientes exámenes:
Examen rectal digital (tacto rectal) . En esta prueba, mediante un guante lubrificado, el médico inserta un dedo en el recto (último tramo del intestino grueso) del paciente para detectar la existencia de alguna área irregular dura (hinchazón o protuberancia), que podría ser indicio de cáncer. A pesar de ser incómoda, se trata de una prueba rápida e indolora.
Análisis de sangre o prueba de determinación del antígeno prostático específico. Esta prueba -de gran utilidad en los llamados "cánceres silenciosos"- consiste en la extracción de sangre para detectar la existencia de una sustancia producida por la próstata llamada antígeno prostático específico (PSA).
Examen de orina . Con una muestra de orina, el médico puede determinar si ésta tiene sangre o señales de alguna anomalía, como podría ser una infección, hiperplasia (agrandamiento) de próstata o marcadores de cáncer.
Ecografía transrectal (TRUS) . Uso de ondas sonoras para crear una imagen de la próstata en una pantalla de vídeo en la que se podrán detectar pequeños tumores. La colocación de la sonda en el recto puede ser incómoda, pero no dolorosa. La prueba se efectúa en la consulta médica y su duración oscila entre 10 y 20 minutos. Es un método seguro pero caro, con una sensibilidad (probabilidad de diagnosticar la enfermedad cuando ésta realmente existe) alta del 97 por ciento y una especificidad (probabilidad de dar resultado negativo cuando no existe la enfermedad) más baja, 82 por ciento. Presenta una tasa elevada de falsos positivos (individuos diagnosticados como enfermos cuando en realidad son sanos) debido a la similitud ecográfica del cáncer y las inflamaciones benignas de la próstata.
Biopsia de próstata . El diagnóstico del cáncer de próstata sólo puede confirmarse tomando una muestra de tejido (biopsia). La biopsia consiste en la inserción de una aguja en la próstata con la intención de extraer parte de su tejido celular y analizarlo. Este análisis permite confirmar o descartar la existencia de la enfermedad.


Tratamientos
Este tipo de cáncer se desarrolla de forma muy lenta, provocando que, en muchas ocasiones, el tratamiento tenga que efectuarse durante un largo plazo de tiempo. Se debe destacar, sin embargo, que si el cáncer se detecta en su primera fase, cuando todavía se encuentra dentro de la próstata, el paciente puede tener una larga expectativa de vida. El tratamiento de la próstata depende básicamente del estado evolutivo de la enfermedad. Datos como el grado, la etapa del cáncer o la edad y el estado de salud del paciente son muy importantes para decidir el tratamiento a seguir. Actualmente hay cuatro formas de proceder para reducir y/o extraer el cáncer de próstata:
Cirugía. Procedimiento que consiste en la extracción de la glándula prostática entera y los tejidos ubicados a su alrededor. Algunas veces se extraen también los gánglios linfáticos del área pélvica (parte inferior del abdomen, localizada entre los huesos de la cadera). Este tipo de intervención, conocida con el nombre de prostatectomía radical, se puede llevar a cabo mediante dos tipos de procedimientos:
- Prostatectomía retropúbica. La extracción se efectúa a través de una incisión en el abdomen.
- Prostatectomía perineal. La intervención se lleva a cabo mediante una incisión en la área comprendida entre el escroto y el ano.
Radioterapia. Este tratamiento se puede combinar con el de la cirugía, ya sea para preparar la zona afectada para la extracción del tejido afectado o para intentar limpiar la zona después de la intervención quirúrgica. En este caso, se puede proceder de dos formas diferentes:
-Tratamiento interno (mediante la inserción cerca del tumor de un pequeño contenedor de material radiactivo). Se trata de un implante que puede ser temporal o permanente, y que al ser extraído no deja ningún tipo de rastro radiactivo dentro del cuerpo.
-Tratamiento externo (aplicación de las radiaciones a través de máquinas externas). Este procedimiento, que tiene una duración de 6 semanas (5 días a la semana), consiste en la orientación de las radiaciones hacia el área pélvica.
Terapia hormonal. La evolución del tumor está vinculada a la acción de la testosterona, una hormona sexual masculina. El tratamiento hormonal tiene como objetivo reducir los niveles de testosterona en el organismo o bien bloquear los efectos de esta hormona sobre la próstata. Observación permanente (efectuar controles frecuentes de la zona afectada). Se trata de la observación y vigilancia del estado del cáncer. Esta opción se recomienda especialmente a los pacientes mayores que sufren otro tipo de enfermedades que pueden deteriorar su salud. Es importante destacar el hecho que el cáncer de próstata es una enfermedad muy lenta, y por tanto el tratamiento también se prolongará. En la mayoría de ocasiones los pacientes de esta enfermedad vivirán con el cáncer, sin que sea éste, necesariamente, la causa de
su muerte.

Cáncer de próstata I


¿Qué es?
La próstata es la glándula sexual del hombre encargada de producir el semen. Es del tamaño de una nuez y se encuentra debajo de la vejiga de la orina, rodeando a la uretra. A diferencia de otro tipo de cáncer, el de próstata se caracteriza por evolucionar de forma muy lenta. El cáncer de próstata es extremadamente frecuente, aun cuando su causa exacta sea desconocida. Cuando se examina al microscopio el tejido prostático obtenido tras una intervención quirúrgica o en una autopsia, se encuentra cáncer en el 50 por ciento de los hombres mayores de 70 años y prácticamente en todos los mayores de 90.


Causas
Sobre la base de las observaciones epidemiológicas se han sugerido cuatro causas principales del cáncer prostático:
Factores genéticos: Aunque existen indicios que involucran a los factores genéticos en la causa del cáncer prostático, es difícil separar estos factores de los factores ambientales. Estudios genéticos han mostrado que existe un gen específico del cromosoma 1 ó gen HPC-1 que aumenta la probabilidad de contraer cáncer de próstata.
Factores hormonales: Varias estudios han sugerido que los factores hormonales pueden tener importancia en el desarrollo del cáncer de próstata. Éstos incluyen:
- La dependencia de las hormonas andrógenas (masculinas) de la mayoría de los cánceres de próstata.
- El hecho de que el cáncer prostático no aparece en los eunucos.
- El hecho de que el cáncer prostático puede ser inducido en ratas mediante la administración crónica de estrógenos y andrógenos (hormonas femeninas y masculinas).
- La frecuente asociación de cáncer prostático con áreas de atrofia prostática esclerótica.
Factores ambientales : Quienes emigran de regiones de baja incidencia a regiones de alta incidencia mantienen una baja incidencia de cáncer prostático durante una generación y luego adoptan una incidencia intermedia. También se han identificado varios factores ambientales que podrían ser promotores del cáncer de próstata. Éstos incluyen:
- Dieta alta en grasas animales.
- La exposición al humo del escape de los automóviles.
- La polución del aire, cadmio, fertilizantes y sustancias químicas en las industrias de la goma, imprenta, pintura y naval.
Agentes infecciosos : Se ha considerado que los agentes infecciosos transmitidos por vía sexual podrían causar cáncer prostático, sin embargo, los estudios epidemiológicos, virológicos e inmunológicos han brindado resultados contradictorios. Los estudios epidemiológicos han sugerido un aumento en el riesgo de cáncer prostático asociado con un mayor número de compañeros sexuales, una historia previa de enfermedad de transmisión sexual, frecuencia del acto sexual, relación con prostitutas y edad temprana de comienzo de la actividad sexual.
En contraste, otros estudios han sugerido que existe un mayor riesgo de cáncer prostático asociado con la represión de la actividad sexual, como un comienzo en edad más tardía, un pico más temprano y una cesación prematura de la actividad sexual. Por otra parte, algunos trabajos han mostrado un mayor riesgo entre los pacientes que nunca estuvieron casados y un riesgo aún mayor entre aquellos que tuvieron niños, pero otros estudios no han mostrado una correlación significativa con el estado marital o con el número de hijos. De forma similar, los estudios de potenciales agentes infecciosos no han brindado resultados concluyentes, como tampoco proporcionan pruebas concretas para una causa infecciosa de cáncer prostático.


Síntomas de Cáncer de próstata
Los síntomas de la enfermedad pueden tardar mucho tiempo, incluso años, en manifestarse. Por lo general, pasado un tiempo el cáncer se puede manifestar mediante alteraciones en la función de orinar (incapacidad para hacerlo, efectuarlo de forma muy frecuente, sentir dolor o padecer incontinencia). Junto con estos síntomas, el paciente puede padecer un dolor frecuente en la parte baja de la espalda, tener una vida sexual problemática e incluso expulsar sangre en la orina o en el semen. No obstante, estas alteraciones físicas no siempre implican la existencia de cáncer.

Cáncer de páncreas II


Prevención
La mejor forma de prevenir el cáncer de páncreas es evitar algunos factores de riesgo como fumar, una alimentación rica en carne y grasas y la exposición a ciertos productos químicos (pesticidas, colorantes y derivados del petróleo). Las personas recién diagnosticadas de cáncer de páncreas acostumbran a reaccionar mostrando un estado de shock y estrés. Estas reacciones pueden dificultar la relación entre el médico y el paciente. Por este motivo, es importante que el afectado emplee sistemas (anotaciones escritas o grabadas) para recordar las indicaciones del médico y -si lo cree necesario- todas las preguntas que quiera efectuar. Las distintas formas de enfrentarse a la enfermedad pueden consistir en:
Contar con el apoyo de grupos de ayuda. También es aconsejable que el paciente se ponga en contacto con alguna de las asociaciones dedicadas a asesorar y ayudar a las personas afectadas por este tipo de enfermedades.
Seguir una dieta equilibrada puede ayudar al paciente a sentirse mejor, a tener energías para enfrentarse al tratamiento y a sobrellevar la enfermedad lo mejor posible.
Estar inmerso en un entorno social (amigos y familiares) que ofrezca comprensión y soporte moral.


Tratamientos
Se emplean cuatro clases de tratamiento:
1. Cirugía . Puede emplearse cirugía para extraer el tumor. El médico puede extraer el cáncer por medio de alguna de las siguientes operaciones: Operación de Whipple , durante la cual se extrae la cabeza del páncreas, parte del intestino delgado y algunos de los tejidos que lo rodean. Se deja una porción suficiente del páncreas para que el órgano continúe produciendo jugos digestivos e insulina. Pancreatectomía total , mediante la que se extrae todo el páncreas, parte del intestino delgado, parte del estómago, el conducto biliar, la vesícula biliar, el bazo y la mayoría de los ganglios linfáticos de la región. Pancreatectomía distal , en la cual se extrae el cuerpo y la cola del páncreas. Si el cáncer se ha diseminado y no puede ser extraído, el médico puede operar con el fin de aliviar síntomas. Desvío biliar : Si el cáncer está bloqueando el intestino delgado y se acumula bilis en la vesícula biliar, el médico puede desviar todo el intestino delgado o parte de él. Durante esta operación, se corta la vesícula biliar o el conducto biliar y se une al intestino delgado. También pueden realizarse procedimientos de radiografía para instalar un catéter con el fin de drenar la bilis que se ha acumulado en el área. Mediante este procedimiento, el médico puede drenar el catéter por medio de un tubo externo o el catéter puede pasar alrededor del área bloqueada y drenar la bilis en el intestino delgado. Además, si el cáncer está bloqueando el flujo de alimentos del estómago, el estómago puede unirse directamente al intestino delgado para que el paciente pueda continuar comiendo normalmente.
2. Radioterapia. Consiste en utilizar radiaciones de alta energía para eliminar células cancerosas y reducir tumores. La radiación puede proceder de una máquina (radioterapia externa), o de materiales que producen radiación (radioisótopos) introducidos a través de tubos plásticos delgados en el área donde se encuentran las células cancerosas (radioterapia interna).
3. Quimioterapia. La quimioterapia consiste en el uso de medicamentos para eliminar células cancerosas. Puede tomarse por vía oral o administrarse por medio de una aguja en una vena o músculo. La quimioterapia se considera un tratamiento sistémico, ya que el medicamento se introduce en el flujo sanguíneo, viaja a través del cuerpo y puede eliminar también células cancerosas que se hallen fuera del páncreas.
4. Terapia biológica. Este tipo de terapia trata de establecer las diferencias entre las células de tejido pancreático canceroso y normal, y luego tratar de que el cuerpo combata el cáncer. En ella se emplean materiales fabricados por el propio organismo o elaborados en un laboratorio para estimular, dirigir o restaurar las defensas naturales del cuerpo contra la enfermedad. Algunas terapias biológicas también se conocen como terapias modificadoras de la respuesta biológica o inmunoterapia. El tratamiento para el cáncer de páncreas depende tanto de la etapa en que se encuentre la enfermedad como de la edad y estado de salud general del paciente. El paciente puede seguir el tratamiento estándar, que en pacientes que participaron en estudios anteriores se mostró eficaz, u optar por participar en un ensayo clínico de los que están en curso, que están diseñados para encontrar mejores maneras de tratar a los pacientes con cáncer y se basan en la información más actualizada.

El cáncer de páncreas I


¿Qué es?
El páncreas desempeña un papel muy importante en el proceso digestivo, produciendo enzimas esenciales en la digestión de la comida. La otra función del páncreas, que puede describirse como "control del combustible", es la de producir insulina, que afecta a las personas con diabetes. Más del 95% de las células del páncreas son glándulas exocrinas, encargadas de producir jugo pancreático, que contiene enzimas que desintegran las grasas y las proteínas de la alimentación para que las sustancias nutritivas puedan ser absorbidas por el intestino delgado y utilizadas por el organismo para reparar tejidos o para favorecer el crecimiento.
Unos conductos denominados exocrinos llevan el jugo pancreático al conducto biliar común y, eventualmente, al intestino delgado. Sólo un pequeño porcentaje de las células del páncreas son glándulas endocrinas, dispuestas en pequeños grupos o cúmulos llamados islotes de Langerhans. Las células de los islotes liberan tres hormonas (insulina, glucagón y somatostatina) que hacen posible que el cuerpo metabolice (descomponga y digiera) la comida. También regulan el uso que el cuerpo hace de la glucosa, que es la fuente de energía para muchas de las actividades diarias de todas las células.
Cuando el páncreas funciona normalmente, la concentración de glucosa en sangre varía como respuesta a una extensa variedad de sucesos, situaciones de estrés o infecciones, pero permanece en sus límites normales.

Causas
Factor genético : Los cambios o mutaciones que se producen en el ADN de las personas indican que podrían ser éstos los responsables de que las células del páncreas se transformen en cancerosas. Por tanto, es posible que los cambios en el ADN heredados de una generación a otra aumenten el riesgo no sólo desarrollar este tipo de cáncer, sino incluso otros, ya que comportan la activación de oncogenes (cancerosos) o la desactivación de genes supresores de tumores.
Edad : El riesgo de padecer cáncer de colon aumenta a partir de los 50 años. La mayoría de los pacientes tienen entre 60 y 80 años en el momento de ser diagnosticados.
Sexo : La probabilidad de padecer esta enfermedad es un 30 por ciento más elevada en los hombres que en las mujeres.
Raza : Las personas de raza negra tienen más probabilidades de desarrollar cáncer de páncreas que las personas de raza blanca o asiática.
Tabaco
Alimentación : una dieta rica en carne y grasas aumenta el riesgo, mientras que las frutas, verduras y alimentos que contienen fibra parecen tener un efecto protector.
El cáncer de páncreas es más común en personas que padecen diabetes .
La pancreatitis crónica o inflamación persistente del páncreas, también se asocia con el aumento del riesgo de desarrollar cáncer en este órgano, ante la evidencia de que algunas familias presentan cierta tendencia a sufrir pancreatitis crónica, que se cree que puede deberse a una mutación genética heredada. Así, este factor de riesgo enlaza con el primero, exponiendo la posibilidad de que el responsable sea el gen que se encarga de fabricar cierta enzima digestiva.
La exposición intensa a ciertos productos químicos (pesticidas, colorantes y sustancias químicas relacionadas con la gasolina) se consideran factores de riesgo laborales ante la posibilidad de desarrollar este cáncer.


Síntomas de Cáncer de páncreas
Más del 90% de los pacientes presentan generalmente los siguientes síntomas:
Dolor en la región superior o media del abdomen
Ictericia (piel amarillenta)
Pérdida de peso
Náuseas .
Otros síntomas que también pueden aparecer, según los casos son:
Pancreatitis aguda (inflamación del páncreas)
Diabetes mellitus
Debilidad
Diarrea
Espasmos

miércoles, 2 de junio de 2010

Cáncer de higado


¿Qué es el cáncer de hígado?


El cáncer de hígado es una enfermedad en la que las células del hígado se hacen anormales, crecen fuera de control y forman un tumor canceroso. Este tipo de cáncer se llama cáncer primario de hígado. El cáncer primario de hígado se llama también hepatoma maligno o carcinoma hepatocelular. Niños muy pequeños pueden desarrollar otra forma de cáncer de hígado que se conoce como hepatoblastoma.
El cáncer que se disemina al hígado desde otra parte del cuerpo (cáncer metastásico) no es lo mismo que el cáncer primario de hígado. Esta hoja informativa trata del cáncer primario de hígado en adultos. Para información sobre el hepatoblastoma o sobre cáncer que se ha diseminado al hígado desde otro sitio, contacte el Servicio de Información sobre el Cáncer (CIS) del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), al teléfono que se indica más adelante.



Factores de riesgo


El desarrollo de cáncer de hígado se cree que está relacionado con la infección del virus de la hepatitis B (VHB) y el virus de la hepatitis C (VHC). Los científicos piensan que del 10 al 20 por ciento de las personas infectadas con VHB desarrollarán cáncer de hígado. Se encuentra evidencia de infección con el virus de la hepatitis B en casi una cuarta parte de los estadounidenses que tienen cáncer de hígado. La relación exacta entre el VHC y el cáncer de hígado está siendo estudiada.
Los investigadores han encontrado que las personas con algunas otras enfermedades del hígado tienen una probabilidad más alta que el promedio de desarrollar cáncer primario de hígado. Por ejemplo, del 5 al 10 por ciento de las personas que tienen cirrosis de hígado (un trastorno progresivo que lleva a la cicatrización del hígado) eventualmente desarrollarán cáncer de hígado. Una investigación sugiere que los factores del estilo de vida, como el consumo de alcohol y la desnutrición, causan tanto cirrosis como cáncer de hígado.
Las aflatoxinas—un grupo de compuestos químicos producidos por un hongo que puede contaminar ciertos alimentos, como los cacahuates, el maíz, el grano y las semillas—son carcinógenas (agentes que causan cáncer) de cáncer de hígado.



Síntomas
El cáncer primario de hígado es difícil de detectar en una etapa temprana porque sus primeros síntomas son generalmente vagos. Como con otros tipos de cáncer, esta enfermedad puede causar una sensación general de poca salud. El cáncer de hígado puede llevar a una pérdida del apetito, pérdida de peso, fiebre, fatiga y debilidad.
Conforme crece el cáncer, se puede presentar dolor en la parte superior del abdomen en el lado derecho y se puede extender a la espalda y al hombro. Algunas personas pueden sentir una masa en la parte superior del abdomen. El cáncer de hígado puede también llevar a una inflamación del abdomen y a una sensación de llenura o abotagamiento. Algunas personas tienen episodios de fiebre y náuseas o desarrollan ictericia, una condición en la que la piel y lo blanco de los ojos se ponen amarillos y la orina se hace oscura.
Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden ser causados por cáncer primario o metastásico en el hígado, por un tumor benigno (no canceroso) en el hígado o por otras condiciones menos serias. Sólo un médico puede decir con seguridad.


Tratamiento
El cáncer de hígado es difícil de controlar a menos que el cáncer se encuentre cuando es muy pequeño. Sin embargo, el tratamiento puede aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. El tratamiento depende del estadio (etapa o extensión) de la enfermedad, de la condición del hígado y de la edad y salud en general del paciente. El médico puede recomendar la cirugía, la quimioterapia (tratamiento con fármacos anticancerosos), la radioterapia (tratamiento con rayos de alta energía), la terapia biológica (tratamiento que usa substancias que ayudan al cuerpo a combatir el cáncer) o una combinación de estos métodos de tratamiento.